El ala de la abeja

Auto rojo

Auto que ahora estás viejo, compañero fiel de aventuras de juventud, quien me acompañaba en largas rutas, con tus asientos de cuero casi sin gastar, las llantas corrían, a toda velocidad, como guepardo en libertad, ibas, rugías sin problema, los años han pasado viejo amigo y tus llantas no avanzan ni a la esquina, el motor que antes gozaba en calma, ahora humea y hace ruido, qué melancolía es verte y recordarte como eras antes…

 

Y es que quizás, sólo quizás, te deterioraste por no renovar las rutas, por siempre teniéndote dando vueltas en el mismo aqueroso lugar.