🇳🇮Samuel Dixon🇳🇮

Anatomía del poema

 

Anatomía del poema

                                 Praxis fit verbo, vita fit arte. (La práctica se hace palabra, la vida se hace arte)

La pausa pongo al verso. Lo leo con dulzura
y noto que he tallado la rítmica escultura.
En eso, me detengo, corrijo algún error
y vuelvo a releerlo, y observo que es mejor,
que aquel que fue primero. Medito entre la praxis
a ver si se han quedado las pautas de sintaxis.
Mas sigo, entre sonrisas, bordando con gramática,
y ahora que recuerdo, reviso la pragmática,
queriendo darle formas; dotado de simbiótica
al verso que con rostro, se apoya en la semiótica.
Después, en la semántica, cotejo su raíz
y vuelvo a preguntarme, ¿no existe otro desliz?
Tal vez, aunque invisible, responde mi osadía
la esencia de lo interno; la audaz morfología.

II

La palabra no escrita; sin imagen ni forma
es aqueja tejida y ajustada a la norma.
Es, por tanto, que el rostro, se le ve cuando nace
en la línea perfecta de la unión que complace.
Cambio el ritmo y se nota la realeza de estilo,
para ver si la pausa vuelve al verso tranquilo.
Desde todo momento, siempre escucho el pensar,
y discierno, de veras, si lo puedo mostrar.
Se convierte, por ende, doble acción y estandarte
el pensar y crearlo con las manos del arte.
Y sonríe hasta el alma. No da treguas a nada,
porque insiste y defiende lo que está en la mirada.
Es, al fin, un retorno del entorno que fluye:
la palabra da vida, nunca muere o concluye.

                                Samuel Dixon