Denil

Tu figura aguarda 

Hubo un tiempo en que los días tenían tu nombre, 
y el sol aprendía a salir desde tus ojos. 
Los segundos caían suaves como hojas de otoño, 
y el mundo parecía real, aunque no lo fuera. 

Tus ojos fueron mi amanecer 
y tu risa, mi atardecer favorito, 
aunque el día terminó, 
aún conservo la luz que dejaste en mi cielo. 

Pero todo crepúsculo anuncia una despedida, 
como el borde sutil entre el sueño y la vigilia. 
Y así entendí que los sueños duelen más 
que las pesadillas, 
porque en ellos vislumbramos 
lo que nunca fue... 
y lo que nunca será. 

Las pesadillas hieren con filo oscuro, 
pero al despertar, uno respira. 
Los sueños, en cambio, 
se quedan atrapados en el pecho, 
como un sol que no quiso marcharse, 
como un amor que no supo quedarse. 

Tu figura aguarda, 
como un grito que no alcanza a romper el aire, 
como un fuego que no sabe extinguirse. 
Te busco en cada atardecer, 
en cada sombra que se retira, 
pero la respuesta se escurre, 
se desvanece en un suspiro, 
se convierte en una huella que nunca encontré.