Se apacó en mí el deseo de la somnolencia,
para concretar este último viaje
logré encontrar la reminiscencia.
La palidez de la noche
se abatió frente a mí,
se rindió ante audaz oponente.
Tronó sus dedos,
descansó su corona
en el féretro de mi agrado,
y pidió vendetta ante mis súplicas.
¡qué difícil fue igualarme a ella,
opacar mi humanidad,
esclarecer mi alma!