Cíclico, despierto al círculo de la vida
para desplegar en el tiempo,
trayectorias curvadas por los años;
Siento ocupar el espacio-tiempo
con versos intrincados
y sólo para mí...
En silencio escurro
por un hilo invisible
en un agua subterránea,
sorteando turbulencias
con una poesía recargada
de angustias…
De la mano de ese destino,
empato con un subconsciente
que me ayuda a vivir la realidad
que me circunda.
Soy un aprendiz
de un calendario ajado,
que va despojándose de vida,
perseguido por el tiempo
y arrinconado por la ingratitud
de una poesía fugaz
y analítica.
Me dejo llevar por el viento,
en un juego de hojas secas
y amarillos perdurables,
para morir cada día.
Añoro los andenes
donde esperaba mi porvenir
escudriñando versos
en un éxodo constante.