¡¡¡Un vestido para mi barca!!!
Mi barca en la orilla se siente muy sola
al ver cómo llegan y se van las olas,
se pone muy triste y comienza a llorar
al verse en la orilla tan lejos del mar.
Tiene ella deseos de verse flotar
con su vela al viento y calmar sus lamentos
de verse en la orilla sin poder navegar.
A la luz del día, por la arena andando
llega un marinero, que deja pinceles
con varias pinturas y agua de fuego.
Se pone a pintarla y le va preguntado
si le va gustando el color de su pelo
o quiere cambiarlo por azul del cielo;
pero ella le dice a su marinero,
dejame de azul lo mismo que el cielo,
y rojo carmin para mis dos labios,
que el mar me los bese y a ti te den celos.
Bajo su vestido, su cuerpo rosado
como el terciopelo, suave y hermoso,
es esplendoroso cual son los luceros.
Te dejé varada tan solo un momento
por comprar vestido que luzca tú cuerpo,
te lo estoy poniendo con dedos de plata,
pinceles de oro, con inmenso cariño
salido del alma cuando estamos solos.
Vestido de fiesta lucirá tu cuerpo,
envuelto en corales y estrellas del cielo
caídas al mar en lluvia de celos.
Venían buscando tus ojos tan negros
y el pelo azabache que cubre tu cuerpo.
Cuando estés vestida, juntos nos iremos
por el mar azul, entre blancas olas
que levanta el viento, empujando tu cuerpo
hacia mar adentro y blancas espumas
bañaran tu cuerpo, de hermosos corales
que se dan en la mar de mi lindo pueblo.
Cuando ya me pongas mi vestido nuevo
y a la mar me lleves con mi blanca vela,
cual lleva un velero, yo me miraré
en el lindo espejo que existe en tu mar.
José Ares Mateos