Camina la soberbia por la calle,
como un polvo humedecido,
como barro cocido sin sentido
parece figura sin detalle.
Orondo como río sin un valle,
arrogante olvida la cordura,
desafía a la gente con tortura
carece de presencia y de talle.
Receloso, parco y reticente,
hábil y diestro siembra espinos,
juega ajedrez con sus destinos.
Crece en el mundo como espuma,
espuria y falsa altanería,
la multitud teme que presuma.