JUSTO ALDÚ

UNA MIRADA A BUKOWSKI (ensayo breve)

-“La poesía es lo que sucede cuando nada más puede suceder”

 

-“Si te casas piensan que estás acabado

y si estás sin mujer piensan que estás incompleto”

 

Charles Bukowski

 

Charles Bukowski nació bajo el humo gris de la posguerra europea, un 16 de agosto de 1920, en Andernach, Alemania. La vida le entregó la infancia envuelta en puños y silencios; su padre descargaba su ira con la crudeza de un verdugo sin justicia. Cada golpe, cada bofetada, se grabó en su carne y en su memoria como un tatuaje invisible, y Bukowski aprendió temprano que el mundo no ofrece consuelo, solo cicatrices. Así mencionan sus principales biógrafos. La escritura fue entonces un arma y un espejo: pienso que la manera de escupir la rabia y convertirla en belleza áspera, en verdad que sangra sin remedio. Eso es lo que se siente al adentrarse en la vida y obra de este desbordado escritor.

 

La juventud lo encontró vagando entre bares oscuros y hoteles baratos, buscando en la bruma del alcohol y en la compañía femenina la evasión de un mundo hostil. Sus noches, licenciosas y bohemias, son leyendas vivas, relatos que parecen surgir de un sueño febril donde la lujuria y la derrota bailan juntas. La vida sexual, intensa y fugaz, se convirtió en parte de su poética: sus amantes y mujeres fueron musas que respiraban entre la suciedad de la realidad cotidiana, cómplices de una existencia que no conoce maquillaje.

 

Su inclinación hacia la literatura emergió de la misma miseria que atravesó su infancia. Bukowski escribió con los puños y con el corazón abierto, con un estilo que golpea y seduce al mismo tiempo. Su registro mezcla humor descarnado, melancolía afilada y la ironía de quien observa la decadencia sin pestañear. El poder creativo de Bukowski nace de la supervivencia: de cada humillación, de cada derrota, surge un verso que no pide permiso, que se arrastra por la página con la crudeza de la vida misma.

 

Bukowski se convirtió en un fenómeno porque habló desde la periferia, desde la banqueta donde el fracaso y la soledad se sientan juntos a beber. Es llamado el rey del realismo sucio porque no hay disfraz en su mirada; la vida la muestra tal como es: sucia, brutal, intensa. Sus detractores lo consideran vulgar, cínico, obsesionado con la anécdota, pues muchos de sus poemas son anecdóticos; quienes lo valoran, reconocen su autenticidad, su capacidad para capturar la crudeza humana sin ornamentos, con un ritmo que casi duele por su honestidad.

 

Entre sus textos más conmovedores se encuentra Bluebird, donde Bukowski deja entrever su vulnerabilidad detrás del hombre rudo:

 

\"there’s a bluebird in my heart that

wants to get out

but I’m too tough for him,

I say, stay in there, I’m not going

to let anybody see

you.\"

 

En traducción poética:

 

“Hay un pájaro azul en mi pecho

que quiere salir,

pero soy demasiado duro, le digo:

quédate ahí, no dejaré

que nadie te vea.”

 

Y en su feroz honestidad, nos entrega también uno de sus poemas más emblemáticos, “A la puta que se llevó mis poemas”, donde el duelo y la rabia se mezclan con un humor oscuro:

 

“A la puta que se llevó mis poemas,

que los arrastró por calles de humo y barro,

le digo que volveré a escribirlos,

que, aunque sus manos roben mis palabras,

mi tinta siempre encontrará el papel,

y que cada verso perdido será un fuego,

un puñal que regresa con mi furia,

con mi risa amarga, con mi amor por la derrota.”

 

Charles Bukowski murió el 9 de marzo de 1994 en San Pedro, California, dejando tras de sí un legado que sigue vivo en cada calle sucia, en cada bar donde la derrota se bebe a sorbos, y en cada página que se atreve a mirar la vida sin maquillaje. Su popularidad reside en la autenticidad radical de su voz y en su capacidad de transformar la miseria cotidiana en literatura que arde y perdura. Bukowski nos enseñó que la poesía puede nacer del barro y la derrota, y que incluso en la suciedad más cruda se encuentra la chispa de lo sublime.

 

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Nota: Bukowski no solo escribió poemas, también novelas, seis (6) a saber. Todas son autobiográficas, menos la última, por eso se le llamó anecdotario.