Que se espigas diurnas tintadas de lila
llame el peregrino diurno, un amor diurno de tres horas
o quizá solo el tiempo es relativo.
como un cronotopo que se disuelve en la entropía del deseo.
Amar amar no quiero, no quiero más amar.
Que se espigas diurnas tintadas de lila
Espigas de un amor que comenzó con tres horas del día
o quizá, solo quizá, tres días, tres semanas, quizá más.
como si el kairos se burlara del cronos.
Un verano que al volver podrás encontrar, ojos de amor que un día te engañarán.
como espejismos en la anamnesis del alma.
Algo creado en el octavo piso de tu boca
de ese Poeta Supremo italiano que dices conocer.
el que habita en la logomaquia del silencio.
y que odie conocer
Que se espigas diurnas tintadas de lila
arrancadas en el corazón del mar Mediterráneo
al sur de Italia, formado por un archipiélago de trozos arrancados de tierra,
como el corazón me arrancas de las cuerdas vocales
raptada en la voz que un día decidí conocer
y tú reconociéndome como las largas costas en el océano Índico
donde el verbo se hace carne y la carne se hace eco:
“Yo soy el camino hacia la ciudad de la aflicción, Yo soy el camino hacia el dolor eterno, Yo soy el camino a seguir entre los perdidos”.
Un tríptico de condena, grabado en la piedra de la voluntad
El infierno que recorriste como un lascivo a las curvas sin timidez
Que sabré espigas diurnas tintadas de lila
Nativa de Arequipay, buscando el futuro entre el mismo color
de un rompecabezas, arrancándome el corazón en vez de mi razón.
como si el nous se quebrara ante el pathos.
Encontrando en ti el líquido, y la sazón con la que siempre usé de doctrina para nuevos sabores.
usé de doctrina para nuevos sabores,
como alquimia emocional en la cocina del alma.
Déjame decirte esperanza, que la razón de tu llegada no será la misma de tu salida de mi jardín.
ese locus amoenus que ya no florece.
Buscaré entre tu eros y mi agape,
mi eros y tu agape, las espigas arrancar
como quien cosecha lo que nunca sembró.
Y mantendré en mí ese cariño y este poema, escrito con manos callosas y ojos cansados.
como un códice olvidado en la biblioteca de Alejandría.
Amar amar no quiero, no quiero más amar.
Que ingratas espigas diurnas tintadas de lila, encontradas en ella
No simplemente por ti, lo busco por tus ligas
y en quiza, un libro removido y quemado
como herencia de una inquisición emocional.
ese anturio que recuerdas, o quizá un bicho escrito en otro idioma
el azul de costumbre que vi en esas aulas, o ese dorado en tu corbata que recuerdo con fascinación.
como símbolo hermético de una iniciación fallida.
Ábreme la puerta por favor. No. ¿Para qué?
Si el umbral ya no conduce al misterio, sino al museo de lo que no fue.
Que arranque espigas diurnas tintadas de lila, que ese amor no volvera
Una colección de timbres en tu corazón,
como un cometa que ya no orbita tu cielo.
como si fuera una casa que no deseo ingresar para vivir, solo para visitar.
como quien contempla ruinas sin querer reconstruir.
pero querer arreglar mi error me dejarian en las murallas de dite por 90 dias y 90 noches
Y quiero que mi visita se haga pasiva. No quiero romper más ceniceros.
ni dejar huellas en la ceniza de lo que ardió.
Amar amar no quiero, no quiero más amar.