Valga la noche de mi intensa fortuna,
una caricia fria en mi cuerpo desnudo.
Luz que nace de mi, momento oportuno
ilumina mi cuarto como ninguna.
Susurran los astros que mueren de lejos
titilan en la nada, en todo el vacío.
Llenan de inquietud este amor mío
cuando en su finalidad veo el espejo.
Los lentes de ver ya son innecesarios,
los ojos se acostumbran al cálido abismo,
profundo, misterioso, como uno mismo,
devuelve la mirada en negro calvario
No se ve la muerte en la cómoda cuna,
el gato negro pasa y no se percibe
gozar la oscuridad, la luna no prohíbe,
pues en esta noche es grata mi fortuna