Carlos Baldelomar

+ FLORES DE BARRO +

A veces quisiera

tener un poema de primavera,

un par de metáforas recién abiertas

y el trino de un pájaro

para abrigarte el corazón.

Quisiera hablarte del sol

tibio en la piel,

de la brisa que inventa encajes finos

en las nubes,

y regalarte el único verso

que le falta a tu sonrisa.

 

Pero mi paisaje es otro.

Yo sé de la sequía que agrieta la mirada

y de huracanes con su furia ronca

anunciando que la vida aquí es distinta.

Mi patria es esta guardería que calla,

que llora

un llanto nuestro,

una angustia seca.

 

En lugar de un ramo de rosas

tengo este cántaro de barro,

crudo y franco,

lleno de palabras que saben a polvo

y a esperanza terca.

Tómalo. Es tuyo.

Es mi torpe intento de sembrar

algo parecido a una flor

sobre este concreto.

Porque la única primavera,

la que se verdad importa,

se asomó una vez en tu mirada.

Y aunque entre nosotros

nunca floreció la tierra,

nadie me arranca la certeza

de haberla conocido.