Si vas a buscarme en tus sueños callados,
hazlo desnuda de miedos, de lados.
Llévame al borde de un beso sin dueño,
donde el anhelo no tema ser sueño.
Susurra mi nombre sin voz ni pecado,
haz que el silencio te roce el costado.
Que el roce sea tenue, apenas caricia,
pero despierte tu piel con delicia.
No temas si el pulso se vuelve argumento,
ni si el deseo se cuela en el viento.
Que entre tus dudas y mi discreción,
te ame el instinto… sin confesión.
Pero si al alba aún tiemblas conmigo,
que sea el alma quien duerma en abrigo.
Y si no hablamos, si todo se esconde,
que arda en los dos… lo que nadie responde.