D. Méndez

Sigue siendo ella

Siento como ella,

vivo en ella,

la miro en cada sombra,

la quiero en cada respiro.

 

Ella es la grieta y la cura,

el veneno y la ternura.

No sé si me pertenece

o si yo me disuelvo en su nombre.

 

Todo en mí se dobla hacia ella,

como el árbol que busca la tormenta.

No hay refugio,

no hay salida:

solo ella,

solo ella.