Siento como ella,
vivo en ella,
la miro en cada sombra,
la quiero en cada respiro.
Ella es la grieta y la cura,
el veneno y la ternura.
No sé si me pertenece
o si yo me disuelvo en su nombre.
Todo en mí se dobla hacia ella,
como el árbol que busca la tormenta.
No hay refugio,
no hay salida:
solo ella,
solo ella.