¿Dónde están ahora
los que juraron quedarse en mi costado,
los que en las tormentas dijeron:
“no te dejaré”?
Se fueron como aves heridas,
dejándome en un cuarto desnudo,
frío,
donde las ilusiones
cayeron al suelo
y se vistieron de ceniza.
¿Es este el sitio
donde mi ser se rompe
y se disuelve en sombra,
o acaso sueño todavía
con un amanecer que no llega?
No me dejes en el olvido.
Aún respiro tu nombre,
aún busco tu abrigo,
aún deseo
la tibieza de tus besos
sobre mi silencio.