Sinnúmero de pétalos tatuados,
Mas todo su ser era la floresta;
Al verla, mis pálpitos, cual orquesta,
seguían ya sus gestos acentuados.
Fui preso de modales anticuados;
me privé de hacer cierta apuesta,
y, vistiendo mi carne de modesta,
la perdí en intentos acendrados.
Fueron tantas mañanas sin decirle
lo que ignita en mi interno fuero.
¿Qué más a la vida pude pedirle?
Al arrecir, no calmo ni con suero;
entonces al alma quise mentirle;
pero dijo: «Soy quien por ella muero».
Ryan Pires ___✍🏽©