De todo cuanto puede mi mente recordar,
tu imagen tan perfecta, del mundo es lo mejor;
en ella encuentro el halo, de un ser tan superior,
que afirmo sin pensarlo: que tu eres estelar.
Tu voz tan dulce y tierna, del mirlo era trinar,
la luz de tu sonrisa, del cielo un resplandor;
y tu suave fragancia, que huele a bella flor,
su esencia le robaste al cándido azahar.
Por eso si recuerdo tu tersa y blanca piel,
o pienso de tus labios su mágico carmín
mi pluma de poeta, se vuelve fiel pincel
pintando tu recuerdo, creyéndose Rodín;
bordando tu figura con todo el oropel;
en donde se palpita aquel sueño sin fin.
Autor: Aníbal Rodríguez