Queda apenas una gota,
un destello leve que no pesa,
un recuerdo tibio de risas
que alguna vez encendieron tus noches.
Ya no duele.
El río del llanto se secó
y en su cauce florecieron oraciones.
El viento se llevó lo que era herida
y te dejó la misericordia en las manos.
Hoy puedo mirarte sin temblor,
como quien contempla un barco
alejarse hacia horizontes que no le pertenecen.
Te deseo puertos con abrazos,
manos que no suelten,
y un corazón capaz de latir entero.
Has aprendido que el perdón es más fuerte
que la memoria de un adiós,
y que la fe es la raíz
que te sostiene en medio de la intemperie.
De ti me queda el aprendizaje,
la certeza de que la vida continúa,
y la calma infinita de saber
que también para ti existe la esperanza
de un amor verdadero.
Que Dios sea tu refugio,
y que la soledad no te encuentre nunca.
Yo, desde aquí, con la piel renovada,
sonrío al sol y dejo que esta gota
se evapore en el aire,
como una despedida que bendice.
ππͺπΏπ♥οΈ © 2025