JUSTO ALDÚ

SONETO A LA POLLERA PANAMEÑA

SONETO A LA POLLERA PANAMEÑA

 

Flor que desciende en vuelo de paloma,

tejida con las hebras de la aurora,

de encaje y luz tu cuerpo se decora

y el aire se arrodilla si te asoma.

 

Brilla tu gracia, al par que el mundo toma

de tu fulgor la estampa encantadora,

y hasta la mar, que canta y que enamora,

se inclina humilde al eco de tu aroma.

 

Eres del Istmo el símbolo y bandera,

suspiro hecho de patria en movimiento,

retrato de la historia en su tesoro.

 

Y cuando danzas, mágica y sincera,

te vuelves un relámpago de aliento:

pollera mía, sol de encaje y oro.

 

JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025

 

La pollera panameña es considerada por muchos como el traje típico más hermoso del mundo, no solo por su majestuosidad sino por la historia y el arte que encierra. Surgida en la época colonial y perfeccionada con el paso de los siglos, la pollera es la joya del folclore panameño: un vestido que mezcla delicadeza, lujo y simbolismo. Cada una es confeccionada a mano por artesanas que dedican entre seis meses y hasta dos años de trabajo, según el tipo de bordado y la complejidad de los diseños.

Su valor varía enormemente: una pollera sencilla de gala puede costar entre 3,000 y 6,000 dólares, mientras que una pollera de lujo con bordados intrincados y encajes hechos a mano puede superar los 10,000 o incluso alcanzar más de 20,000 dólares. El precio responde al nivel de detalle, la técnica (bordado “sombra”, “zurcido” o “talco al sol”), el tiempo invertido y el prestigio de la artesana.

Los collares de oro completan la riqueza del atuendo, y se usan varios a la vez: típicamente entre dos y cinco, cada uno con un nombre y función específicos. Pero el ajuar completo consta de 18 collares de oro. Entre los más conocidos se encuentran:

Los pendientes también son de oro y suelen ser grandes, con diseños que repiten motivos de los tembleques o las peinetas, a juego con el resto del atuendo. Los tapa-huesos, piezas de oro que protegen la clavícula y sirven de base para sujetar collares y cadenas, son otra muestra de la exquisitez artesanal y la complejidad de la vestimenta.