Dianne D.

Niña y mujer

En un mundo de inocencia y candor,  
yo era una niña, ella, una mujer.  
En su abrazo encontré calor, 
pero en sus manos, perdí mi ser.  

Con astucia y sutil engaño,  
tejió redes que me atraparon.  
Y mi inocencia, sus manos mancharon.  

Me condujo por senderos oscuros,  
donde el amor se volvió prisión.
Sus palabras eran dulces apuros,  
mas su corazón, frío carbón.  

Etérea se veía, entre susurros y engaños,
me dejé llevar por su querer.
Yo era una niña, ella, una mujer,
y en su juego de amor, fui su esclava sin daños.