Bajo la sombra de los siglos,
se apagan palabras que una vez resonaron, que una vez afirmaron, negaron y aceptaron,
lenguaje élamita, voz de un pueblo antiguo,
que habló de sociedades y culturas olvidadas, de dioses o de damas de un palacio encantado.
Sus sonidos, como arena en el viento,
se desvanecen, sin dejar huella,
pero en la memoria de la historia,
permanecen como una caricia lejana.
Un idioma que una vez fue vivo,
que expresó la vida y la muerte,
la alegría y el dolor,
y que ahora solo es un recuerdo.
Mas en su escritura cuneiforme,
queda la esencia de un pueblo,
que nos habla de su pasado,
y de la riqueza de su cultura.
Aunque el lenguaje élamite se haya apagado,
su legado sigue vivo,
en la historia y en la memoria,
de aquellos que buscan iluminar el pasado.
P Sabag