Génesis del verso
Para pintar con la palabra,
atravieso la belleza del amor,
desentraño mi dolor más íntimo,
escucho el canto de la noche.
Surge entonces una melodía
que se escribe sin permiso,
una marea de tinta sincera
que no pide recompensa.
Y en ese fluir desnudo,
donde el alma halla su eco,
las palabras rompen diques,
inundando el corazón.
La verdad me declara libre,
me reconozco en cada verso.
La bruma se desvanece
y encuentro mi centro.
Así, vuelvo a llenar el vacío,
sin rendirle pleitesía
a la duda.
— LMML.