Mi niña, me paso las noches en velo,
Pensando en tus ojos verdes, en tu color caramelo,
En tus uñas finas, y en tu pelo opaco y negro,
Que dulce danza, al ver la brisa tu velo,
Que llena de pasión tu cara, cubre con su tela deprisa.
Y en una cornisa vi tu cara pensante,
Me quedé atónito, al reencontrar semejante semblante,
Que vi en mis noches, cuando tus dientes
De serpiente me mordieron los labios,
Y así supe, que tú eras producto de un sueño.