Cada vez que alguien llega a este gran mundo,
va dejando la puerta siempre abierta,
nunca nadie se queda en esa puerta,
cada quien, puede ser el más fecundo.
Vamos llegando al valle del dolor,
bien desnudos, llorando sin saber,
que futuro tendremos al crecer,
puede ser, muy brillante, con honor.
Pero nada es eterno en este mundo,
se regresa al pasado sin dudarlo,
sin buscar el camino hasta encontrarlo,
pues se pasa la vida en un segundo.
Regresemos contentos al Creador,
con las manos bien llenitas de amor.
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Dr. Salvador Santoyo Sánchez
20/09/2025