mauro marte

EL PERMISO

    

La frase broto de un alma perdida:

¨Me das permiso para enamorarla¨.

 

La mujer sonrió y un coro de ángeles

canto un aleluya inaudible.

A carcajadas, un lucero brillante se rio

en los confines del universo y una trama

por dioses picaros se puso en movimiento

para mover cielo y tierra, de que en un atardecer

unos labios besaran de improvisos otros labios

y dos cuerpos se estremecieran en un vaivén de

sensaciones hasta ese momento desconocidas.

 

El amor ya había surgido ante en esa alma perdida

y ese beso no solo lo estremeció como un rayo a un

árbol moribundo.

 Luz y alegría como duendes bailarines

saltaron por sus pechos.

Cuantas ansias, cuantos soles explosionaron para

llevar calor y luz a esa alma perdida, en su universo frio

y sin vida.

 

Puede acaso una estrella apagarse sin que todo

muera a su alrededor?

Puede acaso un amor nacido

de dioses morir sin que todo se apague a su alrededor?.

 

Un amor nacido de la picardía de los dioses no muere

y en cada beso que estremece se renueva cada día,

aunque demonios traviesos e incapaces de amar lo quieran destruir

ya el alma no esta perdida sino anclada en el alma que con

sus besos le lleno de luz y alegría.