Curiosa palabra del idioma sueco cuyo significado, para quienes hablamos castellano, se traduce a través de varias palabras “reflejo o camino de luz que deja la luna en el agua”.
Desde el inicio y a lo largo de los siglos, nacieron los múltiples idiomas y se complejizaron.
Pensando en el nuestro, ¡lo siento tan rico!!; y desde mi ignorancia me permitiré decir algunas cosas al respecto.
¿Será que los idiomas de cada pueblo surgen como reflejo de su personalidad y necesidad de expresión de sus sentimientos y pasiones, de su espiritualidad y deseos de llegar a otros?
Los distintos idiomas también son una frontera que guarda los secretos de los pueblos y que estos dan a conocer a medida que toman la decisión de abrirse al mundo en su necesidad de compartir.
Quizá esto es muy idealista, y para una humanidad que ama, comprende y empatiza.
La realidad es que el idioma en sí es un instrumento que permite relacionarse.
Lo que me parece tema de reflexión es la utilización que como seres humanos hacemos de él.
Y no pienso en enjuiciar a los demás, sino en mirar cada uno en su interior.
Ya sea por edad, ignorancia, conveniencia, a lo largo de la vida hemos tenido actitudes personales que hemos expresado o asimilado usando las palabras; dando y recibiendo amor, enseñanzas, condenas, abrazos, comprensión, odio, auxilio, perdón, exilio y más, también hemos sido sepultados y lo hemos hecho con otros.
Hemos sido generadores o víctimas de malos entendidos que, como consecuencia, han destruido relaciones.
Cuando queremos excusarnos por algo mal dicho, decimos “se me escapó, no quise decir eso”, y no siempre nos damos cuenta de que si salió de nuestra boca es porque alguna vez lo pensamos.
También las hemos convertido en poesías, dedicatorias, mensajes con buenos deseos.
Y nos ha dado mucha satisfacción darnos cuenta de que, gracias a las palabras, pudimos expresar nuestros más profundos sentimientos o desnudado nuestra alma.
Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice.
¿Será que podemos intentar amigarnos con el silencio y posterior elección de las palabras por decir?
¿Será que nos daremos cuenta del impacto que tienen y que podemos mejorar nuestro entorno a través de ellas?
Esperamos, y como es un ida y vuelta se espera de cada uno, esas que donan esa empatía que se necesita para tomar consciencia, para sentirnos mejor, para tomar algunas decisiones.
¡Para decir te amo, te abrazo y te acompaño!!
¡Para transitar ese camino que generosamente la luna nos regala, poder compartirlo y encontrar juntos El Horizonte!!
Miriam Venezia
19/09/2025