Me guardo el descanso,
no para otro sueño,
si no para cuando pueda soltarlo…
dejar ir es complejo,
así como entender la propia mirada,
peor aún con el paso del tiempo,
más delante del espejo.
Me guardo el suspiro,
pasado el esfuerzo, vemos,
primero la proeza,
después el alivio pasajero…
¿y luego, y luego?
si todo sale bien,
otra cima, u otra sima,
otro segundo menos,
posible, mientras perdure el fuego.