De vez en cuando y es tal más que constante
adonde fue la última vez regreso
para volver a imaginarme el beso
no dado, mas pensado y aún anhelante.
Mirando por doquier busco importante
rastro que a ti me lleve, aunque no ileso
pues, por más que me duela, te confieso:
no sé do yaces o si hay otro amante.
En la noche le ordeno: «Corre, viento»
para que te busque y te encuentre viva
hay otro dice. Yo a ese puerco reviento.
Miradas, abrazos, besos, saliva
para la otra vida, creo. Lo siento.
Al llegar, tu alma mirándome se iba.