En el abrigo taciturno de mi habitación,
con la sensibilidad al borde de una lágrima…
y la ternura vestida de melancolía…
en una noche fría,
conmueve pensar en ti…
y recordar que estuviste aquí...junto conmigo.
Que gratos momentos vividos,
misteriosa experiencia en haber coincidido,
con la sonrisa divina,
las pupilas brillantes,
las manos temblorosas,
y el corazón palpitando turbulentamente…
intentando aprovechar la ocasión…
para desbordar toda su pasión.
Fuiste tú mi ángel,
mi regalo más deseado,
la ilusión hecha realidad,
mi sueño cumplido.
Fuiste tú…el final a tanta espera,
el complemento exacto a mi gran vacío.
Tu llenaste mi tiempo de alegría,
mis noches excediste de excitación,
y no he tenido tardes más esplendidas…
que las tardes que estuve en tu mansa compañía.
Tú me diste en un instante lo que nadie pudo en toda una vida.
Tu casualidad fue precisa…diría que perfecta…
inexplicablemente,
cual enigma indescifrable…de un milagro.
Tu presencia en mi destino a marcado mi camino,
y desde entonces te he sido fiel…
a pesar de haber sido abandonado en el olvido.
Tú mi musa…la escurridiza dueña y señora de mis versos,
pues mi pluma solo expresa que te añora…
a pesar de la felonía de tus besos.