Nydshe_Gamarra

LA FÓRMULA DEL ABISMO

Ah, amigo, buscas la fórmula nefasta,

el elixir que al poeta torna en bestia.

No hay ciencia oculta, ni alquimia sagrada,

solo el veneno del spleen, que en el alma resta.

 

No hay receta exacta, ni ciencia cierta,

para el alma que en versos se despierta.

No es cuestión de medir, pesar o contar,

sino de sentir hondo, y luego, volar.

 

Un corazón herido, como flor marchita,

un alma que, en la noche, su sombra vomita.

Ojos que ven el mundo, con lentes de hastío,

y un verbo que desgarra, el velo del fastidio.

 

La ciudad, laberinto de almas perdidas,

el humo que se eleva, en noches de orgías.

El perfume del vicio, en cada callejón,

y el eco de la muerte, en cada corazón.

 

No busques la belleza, en jardines floridos,

sino en la decadencia, de mundos corrompidos.

En el fango del alma, hallarás el tesoro,

la musa que te guía, al abismo sonoro.

 

Bebe el ajenjo, que envenena la razón,

y deja que la angustia, sea tu inspiración.

No temas a la sombra, ni al dolor profundo,

pues en el caos del alma, el poeta es fecundo.

 

Así, en la noche oscura, de tu ser doliente,

hallarás la fórmula, del poeta decadente.

Un pacto con el spleen, tu eterna condena,

y el verso que, en la noche, tu alma envenena.

 

No basta el spleen, ni el ajenjo embriagador,

se precisa también, un toque de furor.

La ira que revienta, en versos como lava,

y el odio que se escupe, cual lengua de víbora.

 

Un desprecio profundo, por lo convencional,

y un ansia de romper, todo dogma ancestral.

La burla sarcástica, ante el mundo hipócrita,

y el verso que se clava, como daga filosa.

 

La soledad del cuervo, en la torre más alta,

el silencio que grita, y el alma que se exalta.

La melancolía errante, en noches de insomnio,

y el recuerdo que duele, cual eterno demonio.

 

La obsesión por la muerte, y su danza macabra,

el deseo de explorar, la más oscura cámara.

La fascinación por el mal, y su belleza oculta,

y el verso que se arrastra, como serpiente adulta.

 

No temas al vacío, ni a la locura latente,

pues en el borde del abismo, el poeta se hace fuerte.

Deja que la demencia, sea tu fiel compañera,

y que el verso maldito, sea tu eterna bandera.

 

La carne como lienzo, de pasiones desbordadas,

el deseo que consume, y las almas desgarradas.

El placer prohibido, la lujuria desenfrenada,

y el verso que se escribe, con tinta de madrugada.

 

La rebeldía que arde, contra todo lo establecido,

la voz que se levanta, contra el mundo adormecido.

La crítica mordaz, a la falsa moral,

y el verso que se escupe, como un grito visceral.

 

La locura del genio, que no conoce fronteras,

la visión que trasciende, las realidades pasajeras.

El éxtasis creativo, que consume y transforma,

y el verso que se forja, en la más cruel de las formas.

 

Así, en la noche eterna, de tu alma atormentada,

hallarás la fórmula, del poeta desalmado.

Un pacto con la sombra, tu eterna compañía,

y el verso que, en la noche, tu alma vacía.