A ti, que aprendiste bien,
a dejar marchar las prisas
y promesas del futuro,
siendo siempre tú mismo.
A ti, fiel y leal, el amigo,
te apartas de aquellos
que no merecen el tiempo
ni tampoco el camino.
Saborea cada instante,
cierra los ojos y siente,
como si fuese el último,
como si fuese el último.
A ti, que ves al dolor
no como el enemigo,
sino como el fuego
que forjó tu camino.
Navegante del destino,
alma libre, hoja y viento,
siendo tú mismo,
siendo tú mismo.
Saborea cada instante,
cierra los ojos y siente,
como si fuese el último,
como si fuese el último.
Escultor de tu figura,
a golpe de martillo,
todo por lo que luchas
se vuelve tu destino.
Por ser, ni mejor ni peor,
ni más ni menos,
simple y llanamente,
¡siempre tú mismo!
Saborea cada instante,
cierra los ojos y siente,
como si fuese el último,
como si fuese el último.
A veces solitario,
otras dando lo mejor, fiel amigo del silencio, el mejor de los sonidos.
A ti, hoy te canto y digo:
saborea cada instante,
cierra los ojos y siente,
como si fuese el último.
Hoy te canto y digo:
¡Cierra los ojos y siente,
como si fuese el último!...
¡Cierra los ojos y siente, como si fuese el último!