Fue un ruego de ocasión
un adiós y una despedida,
donde solo hubo una expresión
de la luna que no estaba dormida.
Latidos rápidos del corazón
y una soledad que vino enseguida,
donde ya no hubo compasión
solo una lágrima que cayó confundida.
Desparramada quedó la ilusión
envuelta en la pena desmedida,
donde la rebeldía no comprendió la situación
de que ya no habría una salida.
Caer en una invisible prisión
en una oscuridad cruel y aburrida,
perder contigo el deseo y la pasión
y no entender, por qué te fuiste de mi vida...