March Martinez

Madrigales

MADRIGAL I

 

Dios oh mío, la bella está en la fuente;
nada que me atormente
puede a mí reprimir el alma viva,
plantando al agua frente.

Ni al marchar la belleza fugitiva,
puede el amor exento
llegar a descansar la vela al viento
del barco a la deriva.
Dios oh mío, la bella está en la fuente;
Dios oh mío… ¡Cuán húmedo ornamento!

MADRIGAL II

 

Perfumas, ay de rosa,
ternura que a mis ojos contemplando
llegaste enamorando, tan hermosa,
con verte aquí llegando.
Y si por caprichosa
castigo grave a mí me regalaras,
no pediría luego que me amaras.
¿Y cuánto habréis perdido?
Os digo: mucho más que yo he pedido.
Cuán bella, vanidosa,
perfumas, ay de rosa.


MADRIGAL III

 

Labios angelicales;

aroma de genistas y rosales;
de flor de almendro tierna, blanquecina,
clavada santa espina.
Blanca mejilla y piel es cuadro caro,
cómo caros tus ojos sin amparo
que miran a la noche deslumbrante,
y a tí tus labios de dulzor talante
Labios tiernos y rojos.
¡Cuán ansío mirar tus leves ojos!