Danzan las almas desposeídas
al ritmo de infaustos violines
que resuenan en conjunción
con los cánticos desesperados
de aquellos que se entregaron
a la pasión de la muerte.
Pasión que acrecentó con la malquerencia
de sentimientos provocados
por la eterna honestidad de la traición.
Una a una las almas formarán
el oscuro y siniestro escenario,
donde representaran los trágicos
escritos de mi poesía proterva.
Impávido permanece el destino
como espectador de la tragedia,
mientras bebe la ambrosía
de la melancolía.
EDGAR TORRES
1980 - ….