Amarte es recorrer océanos que no existen,
es sentir tu voz atravesando silencios imposibles,
es que tu risa viaje hasta mi pecho
y encienda el fuego que la distancia no apaga.
No hay muro que detenga este latido,
ni relojes que midan el tiempo de nuestra memoria,
ni mapas que separen la eternidad
que hemos tejido con hilos invisibles.
Te busco en cada amanecer,
en la brisa que me roza la piel,
en la luna que observa ciudades distintas
y aun así nos encuentra, unidos por el alma.
Amarte es un viaje sin brújula,
una guerra contra la soledad,
un canto que desafía fronteras,
porque en cada lágrima hay esperanza
y en cada suspiro, un puente hacia ti.
Siento tus manos en la luz de cada estrella,
y tus ojos en el reflejo de los ríos,
como si el universo entero conspirara
para recordarnos que somos uno,
aunque nos quieran dividir.
El viento me trae tu nombre entre susurros,
y cada palabra no dicha se convierte en un lazo,
más fuerte que cualquier distancia,
más profundo que cualquier abismo,
más eterno que cualquier despedida.
Aunque el mundo nos quiera lejos,
aunque los relojes conspiren contra nosotros,
mi amor volará por cielos, mares y silencios
hasta que tus manos y las mías se encuentren de nuevo.
Amar sin fronteras es vivir en dos mundos a la vez,
es sentir que cada instante es un hilo que nos une,
es aprender que el tiempo y la distancia
son meros desafíos para un corazón que no se rinde.
Amarte es un acto de valentía,
una rebelión silenciosa contra todo lo que nos separa,
una promesa que el universo no puede romper:
que aunque separados, nuestros espíritus ya nunca podrán estar lejos.
Amar sin fronteras es eterno,
es un latido que desafía al universo,
es un fuego que ni la noche más oscura
ni la distancia más larga pueden apagar,
es saber que, más allá de todo,
siempre te encontraré en mí,
y siempre estaré en ti.