Regreso y el tiempo
nos mira de reojo,
tejían las musas acordes
y el telón se consolaba
con una palabra ingenua.
Coloreados
lucían tus ojos
secados al sol,
cuando en la vida
todo era verdad
y nunca fue parte
de mi olvido.
Bailaban las fiestas sociales
en un Madrid cosmopolita,
y el sonido se atenuaba
en la ópera de Verdi.
Tu camisa blanca,
mi falda de terciopelo
y esmeraldas sin pulir,
el humo fue vapor
entre nuestros cuerpos
cuando se escondió la Luna.