Al final de Sudamérica se encuentra un hermoso país,
donde existe una realidad increíble por vivir,
un terreno inmenso y noble que me hace recordar
donde crecí, nació mi hermana y mi padre pudo estudiar;
Chile nos dio bendición, recibiéndonos con amor.
Una canción en mi memoria resuena sin control:
“Las dos puntas” escuchaba desde niño con fervor,
“Dos puntas tiene el camino y una de ellas me guarda”,
recordando a mis padres bailando, festejando a Chile,
mientras en la escuela, con traje de huaso, la cueca danzaba.
Escuchaba en Ecuador un disco donde sonaba un vals:
“Si vas para Chile”, sentimiento que en mi alma, vive
uno disfruta el calor de un país que a mi familia amó,
donde mi hermana menor volvió a estudiar con pasión.
¡Chile lindo y querido!, Santiago de Chile nos recibió.
Su gente bella y acogedora en amistades se convirtió,
durando hasta hoy con un abrazo sincero y fraternal,
es como una esfera cálida, radiante y transparente,
que se mantiene con honestidad y cariño en el tiempo,
donde solo vive el amor, con esplendor en el corazón.
¡Que viva Chile!
Andrés Almina Negrete (A.V.A.N.)
18 de septiembre de 2025