¿Amas o finges amar?
—pregunto—
como quien revuelve la tierra seca
y solo encuentra huesos.
No es el amor el que duele,
es esta costumbre tuya
de quedarte en las paredes
y no en mi cuerpo.
Tu amor es un mueble
que nunca se usa,
una cama hecha sin dormir,
una flor plástica en el comedor.
Yo no quiero que me nombres
si tu voz no sabe pronunciarme.
No quiero tus labios
si besan como quien paga una deuda.
¿Amas o finges amar?
¿O me diste migajas
de algo que ni tú sabías tener?
En mi pecho hay un museo
de tus ausencias
y aún así, a veces,
sigo limpiando el polvo.