Si uno fuera a saber que lo último
de nuestra vida, es lo peor de la trama;
no hubiera hecho y dicho: -¡Sí!... Al entrar y
cabizbajo se iría refunfuñando en la sombra,
sin la noche que avanza y sin consecuecias
del cambio, que no llega...
Si uno, digno, sobre el cambio que no llega,
estático, en el tiempo sin suceso, ni historia
humana (por supuesto, sin idealismo ni razón),
fuera a saber: ¡Cuánto de tan inefable dolor hay
en la precipitada rutina de los días!... El sistema
¡Qué silencia reclamos de la gente!
en una estructura: \"Sin reclamos de gente\"...
¡Vaya, vaya suerte, si uno fuera a saber, ni pensarlo!
Hubiera apostado sin titubear a los números
mágicos perdidos, y no escupido la mano en
tratos de agria saliva...¡Por arduos o esclavos trabajos!
Si uno hubiera besado al estrepitoso azar,
sus amplias mejillas y saludado al adiós
con un último olvido...Al entrar:
¡Vaya, vaya suerte, si uno fuera a saber, ni pensarlo!
Hernán J. Moreyra