Monet
Tu voz me sabe a viento en primavera,
y en su dulzor escucho mi destino,
la herida azul se vuelve enredadera
y brota luz del áspero camino.
Tus ojos tienen música encendida,
me envuelven con aroma de tormenta,
y yo descubro en ellos mi salida,
la sangre se hace canto que alimenta.
Caminos de dolor y de reproche
bebimos como vino en las heridas,
pero hoy tu mano alumbra en esta noche
y abraza con su fuego nuestras vidas.
Hemos pasado el filo de las piedras,
las sombras se clavaron en la piel,
tu presencia en mí ahora levanta hiedras
que me huelen a esperanza y a laurel.
Sentí tu paso arder como un rocío,
sabía a sol tu lágrima callada,
y en su calor me rescató del frío
la claridad de aurora enamorada.
Hoy nos hallamos plenos, sin temores,
sobre la tierra fértil del pasado;
iremos juntos, fieles soñadores,
por la ruta del alma, iluminados.
JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025