El perro escolta, festeja,
guarda; jamás se aleja
a no ser que se lo pidan,
pero aun así de lejos mira,
que todo mantenga orden,
en el lugar que corresponde y
siempre atento, por si le llaman
a jugar o para ayudar.
El perro siempre está,
para quien quiera su compañía,
aguardando noche y día,
en tensa calma y alerta,
con la intuición despierta y
el olfato primitivo, para
reconocer amigos y enemigos.
Para la vida, un aliado fiel.
Pero sepan que si le pisan la cola
el perro, con furia, va a morder.
¿Instinto? Vaya uno a saber.
Los animales nunca dejan de ser.