La verdad se esconde en lo sencillo,
en el abrazo que llega sin aviso,
en la llamada que rompe silencios,
en la voz que dice: no estás solo.
Somos seres tejidos de afecto,
hilos de respeto que nos sostienen;
cuando faltan, la tristeza florece
como sombra que apaga los días.
Qué importante es una palabra,
qué profundo un gesto de cariño,
pues el amor no siempre grita:
se murmura en detalles que salvan.
Un corazón sin ternura se marchita,
pero con respeto y cuidado revive;
porque en cada gesto de humanidad
se revela el milagro de sentirnos vivos.