No dejes que las nubes tormentosas
te bañen y te atrapen con tristezas
que nada te darán tormentas viejas
si viejas y dolosas son sus gotas.
No dejes que las trampas lambisconas
te nutran y te vuelvan una presa,
que presa estará el alma, aunque no quieras,
y tarde o más temprano te devoran.
El día que te encuentres desahuciado
y sientas la tormenta muy encima
recuerda que el refugio está en tus manos
que siempre dan batalla por la vida.
No dejes que el camino se haga largo
y vence con tesón la infame nimia…