_Incipiens_

El Corazón del Acantilado

El día a día
sorbe de la apatía;
desde la desgana
se hace grande.

No quiere compartir:
lo suyo es ver sufrir,
abusar del amor.

Demole cimientos,
suscita sufrimiento
y, en su crecer,
apaga el amanecer;
el sol se funde en negro.

Lagos de soledad
amenazan con convertirse
en un mar,
lleno de náufragos
sin un madero.

Un coro de llantos
invoca un desconsuelo
que salpica de lágrimas
el corazón del acantilado,
que, con leves destellos,
convoca una aurora en el mar,
pintando de luz las aguas quietas
y abriendo sendas donde solo había eco.

Rubén Romero Toledo © 2025 todos los derechos reservados