Abuelo
Abuelo, me preguntaba mi nieto,
¿A ti no te gusta vernos jugar?
¡Por qué lo preguntas! ¡cariño mío!
Te veo solitario y distanciado,
alejado de mi fiesta infantil
donde todos estamos divirtiéndonos
y no quiero que tú estés solo y triste.
¡No! ¡Amor mío! ¡No estoy triste! tan solo
me encuentro un poco cansado, motivos
de mi avanzada edad, y me retiro
para no molestar con mi presencia.
Vosotros a mi, no me molestáis,
todo lo contrario, disfruto, veros
jugar y divertiros entre amigos
en la celebración del cumpleaños.
Pero soy mayor y no tengo las
fuerzas de un chaval, para aguantar el
ritmo que, me imponéis los más pequeños.
Los nietos, sois la luz que enciende el día
a todos los que ya somos mayores,
abrazando de inocencia y de amores
unas vidas de fiel melancolía.
Recuerdos de otros tiempos tan ausente
que fueron las vivencias de mi edad,
de un niño que llegó hasta adolescente
y ya le queda poco hasta el final.
El tiempo va pasando, no se para,
haciendo siempre el mismo recorrido,
por eso es tan alegre y no aburrido,
girando sobre un eje que no acaba.
Un año va tras otro sin parar,
los niños van haciéndose mayores,
son, como árboles grandes sin tutores,
enraizando con savia hasta el final
lo mismo que lo hicieron sus papás.
Abuelos como yo pierde el compás
jugando con sus nietos tan menores.
José Ares Mateos