Llévame donde más misericordia
abunde y donde más bondad se nombre,
al lugar donde paz mayor arrobe:
al corazón de amor en tu Persona.
Muéstrame aquel jardín de intensa gloria
donde la misma luz esté concorde
con el coro supremo de los orbes
y la armonía dulce de las rosas.
Ámame con paciencia y a lo eterno.
Me sea tu ternura inmensurable
fijando el intelecto en ti mi Cristo.
Convierte a calma el tormentoso cierzo.
Háblame desde el alba hasta la tarde
y me alcance por fin tu sacrificio.