En el prenumbral de tus ojos, luna de hiel,
se refleja el abismo, la noche sin fin,
y en tu sonrisa, un eclipse cruel,
que oscurece mi alma, me hace sucumbir.
La luna, testigo de nuestros pecados,
nos observa impasible, con su luz espectral,
y en su silencio, oímos los aullidos callados,
de un amor maldito, un deseo infernal.
Bajo la luna menguante, nos entregamos,
a la pasión prohibida, al éxtasis fatal,
y en cada beso, nos desangramos,
en un pacto de sombras, un ritual ancestral.
La luna, espejo de nuestra locura,
nos muestra el reflejo de nuestro ser sombrío,
y en su danza macabra, nos asegura,
que nuestro amor es eterno, un eterno hastío.
En el prenumbral de tu ser, luna oscura,
encuentro mi condena, mi perdición final,
y en tu abrazo helado, mi sepultura,
donde la luna vela, nuestro amor inmortal.