En la luz tenue de la introspección,
en la hora fría de la toma de conciencia,
descubrí que mi vida era teatro: dramatización.
Hoy me hago cargo —una por una—
de las cosas que nombré depresión,
por el temor a levantarme y sanar.
Hoy me disculpo por la ausencia,
por no dejar que mi esencia habite.
Lo de ayer se deslava en mi presencia;
el mañana se teje aquí, en el hoy,
en el latido breve del ahora.
Luis Prieto