No nos olvidemos nunca
del significado de lo que eres y soy,
y más allá,
de lo que juntos tejimos:
una franca amistad,
un escudo de acero
ante la erosión
de los tiempos.
No fenecimos por falta de amor,
sino porque tu sensación
sobre mi status y condición
frenó el noviazgo y la pasión,
que iba como viento en popa
con rumbo fijo, en alta mar,
y estelas de esperanza.
En esas noches líricas,
llenas de estrellas,
expresivas y vehementes,
a nuestra manera,
tomando un café
o de la mano en una cena,
siempre de frente,
hasta que las marchitas azucenas
opacaron los colores
de nuestras vidas.