Hoy me muerden las heridas
en la carne y en la mente
tanto miedo por la muerte
que temiendo, cobro vida.
Tanto dolor por quererte
tanta ilusión de ser mía
que a poco que te tenía,
fue bastante por perderte.
Se apagó la luz del día
y la noche fue mas fuerte
le ganó esa partida.
Tanto quise retenerte
que perdí, sin mas la vida
dando su sitio a la muerte.
Se secaron mis heridas
y su sangre de repente
tornó de rojo a celeste
en la carne ya podrida.
Cuerpo que paga en cenizas
alma sumisa que emerges,
boca en silencio que siente
esa paz tan prometida.
Hoy el dolor se disipa
con la verdad que no miente
y se despide mi vida.
Hoy promesas suficientes
fueron pocas y perdidas
todo se lleva la muerte.