JUSTO ALDÚ

IDILIO CON LA DAMA DE NEGRO

Apareció su sombra en la penumbra,

señora de misterio y de elegancia,

y en su mirar de abismo y de fragancia

se desata mi voz que la vislumbra.

 

Su vestir oscuro, al roce deslumbra,

es llama envuelta en niebla de constancia,

es grave flor que nace de la estancia

donde la noche en bálsamo se alumbra.

 

Idilio extraño, dulce en su tormento,

pues cada gesto suyo es fuego y frío,

y en ambos ardo sin saber el modo.

 

Señora, en su silente movimiento,

me ata su hechizo, su fatal rocío,

y muero amando su misterio todo.

 

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